Cine: 27 vestidos y Guerra de novias

27 vestidos
27 Dresses
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Año de producción: 2008
País: EE.UU.
Dirección: Anne Fletcher
Intérpretes: Katherine Heigl, James Marsden, Malin Akerman, Judy Greer, Edward Burns
Guión: Aline Brosh McKenna
Música: Randy Edelman
Fotografía: Peter James
Duración: 107 min.
Género: Comedia, Romántico
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Agradable comedia romántica que concede por primera vez el protagonismo absoluto en cine a la televisiva Katherine Heigl (Anatomía de Grey). La trama se centra en Jane, perpetua dama de honor en las bodas de sus amigas, en las que pone todo su empeño para que el día de esos enlaces sea perfecto. De hecho, ha cumplido esta función en 27 ocasiones, incluidas dos bodas simultáneas, donde tenía que ir de un lado para otro, cambiar de vestido, etc. Precisamente allí le conoce un periodista de sociedad, que cree tener ante él un tema perfecto para un artículo. Entretanto Jane, enamorada de su jefe sin atreverse a confesar su amor, se va a llevar el chasco de que su hermana pequeña le encandila en un santiamén, hasta el punto de que conciertan su boda. Y claro, a Jane le va a tocar la penosa tarea de que todo salga a las mil maravillas.
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No está bien explicada la tendencia de Jane de tratar de complacer a todo el mundo, que no se sabe si es virtud (generosidad) o debilidad (pusilanimidad). De todos modos estos defectos se perdonan más fácilmente en una comedia romántica, donde están bien planteadas y con cierta elegancia las situaciones de enredo, con algunos momentos divertidos, y buenos personajes secundarios (el jefe, la hermana, la amiga, el padre, el taxista...). Mientras que Heigl demuestra tener ese algo que necesita una intérprete para sostener una película.
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Guerra de novias
Bride Wars
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Año de producción: 2009
País: EE.UU.
Dirección: Gary Winick
Intérpretes: Anne Hathaway, Kate Hudson, Candice Bergen, Bryan Greenberg, Kristen Johnson, Steve Howey
Argumento: Greg DePaul (Historia)
Guión: Greg DePaul, Casey Wilson, June Diane Raphael
Música: Ed Shearmur
Fotografía: Frederick Elmes
Duración: 105 min.
Género: Romántico, Comedia
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Liv y Emma se conocieron durante la infancia, y desde entonces son amigas inseparables. Uno de los puntos que ha hecho que esa amistad funcione a las mil maravillas es que las dos llevan soñando con el día de su boda desde que apenas tenían uso de razón. Ambas lo tienen claro: tiene que ser en junio y en el Hotel Plaza de Nueva York.
Ha pasado el tiempo y tanto Liv como Emma tienen novio. El momento se acerca. Cuando sus chicos les piden en matrimonio, comprenden que su sueño está cada vez más cerca. Las dos emocionadas novias organizan sus bodas para que no coincidan. Pero algo sale mal. Un error irreparable las sitúa en una situación de pesadilla: Liv y Emma comparten fecha y sitio. Si no quieren casarse el mismo día, una tendrá que olvidarse del Plaza. Y..., ¡antes muertas que sin Plaza, por supuesto!
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Kate Hudson (Liv) debuta en la producción con esta película cuyo argumento suena bastante mejor de lo que luego resulta. El mayor problema es que las dos son unas histéricas, y acaban poniendo de los nervios al espectador. Todas las faenas que se hacen podrían resultar divertidas, si no fuera porque siempre acaban con un chillido. Esto contribuye a la imagen nada agradable que la cinta da de las mujeres. Claro que la de los hombres no es mucho mejor.
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Dos comedias románticas vistas el mismo día y con una coincidencia que me llamó la atención y que ahora comentaré.

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La crítica puso mejor la primera película pero yo prefiero la segunda porque tengo debilidad por Anne Hathaway desde "Ella Enchanted", un cuento de los de toda la vida con unas canciones excelentes.

La coincidencia que me llamó la atención es que en las dos películas las novias hacen la lista de bodas en una tienda con una especie de pistola que lleva un lector de código de barras y les permite saber en todo momento lo que llevan elegido. Creo que esa tecnología todavía no ha llegado aquí.

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En cualquier caso, en ninguna de las dos películas les hacen tanto honor a las novias, y menos en la segunda, como a mí en el Hotel Plaza, que me pusieron mi bandera nacional en la fachada para que saliera en la foto. Por eso siempre que voy a NuevaYork me alojo en él, ja,ja.

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Volviendo a las películas, algunos las calificarán de simples y tontas, pero pasas un rato entretenido y exentas de cualquier grosería y zafiedad, aspecto a tener en cuenta hoy en día.

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