Planet Terror
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Año de producción: 2007
País: EE.UU.
Dirección: Robert Rodriguez
Intérpretes: Rose McGowan, Marley Shelton, Freddy Rodríguez, Josh Brolin, Jeff Fahey, Michael Biehn, Naveen Andrews, Stacy Ferguson, Bruce Willis, Quentin Tarantino, Michael Parks
Guión: Robert Rodriguez
Música: Graeme Revell, Robert Rodriguez, Carl Thiel
Fotografía: Robert Rodriguez
Duración: 115 min.
Género: Acción, Comedia, Terror
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Robert Rodriguez completa con esta película el díptico "Grindhouse", junto con Death Proof, firmada por su amigo Quentin Tarantino. El proyecto "Grindhouse" hace referencia a un minoritario estilo de cine surgido en los años setenta en Estados Unidos y que se caracterizaba por mezclar el terror y el gore en películas baratas con efectos especiales caseros. Estos filmes de serie Z eran exhibidos a menudo en salas de baja calidad y en programación doble, y no hay que ser muy avispado para colegir que tanto Tarantino como Rodriguez fueron ávidos espectadores de este tipo cine en sus años mozos.
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Siguiendo con los cánones del género Planet Terror es excesiva, inverosímil, paródica, divertida, grimosa, violenta, asquerosa, romántica e incluso cursi. Durante una noche en un pequeño pueblo de Texas se empiezan a multiplicar los casos de personas infectadas por una extraña y vomitiva dolencia, debido a la cual unos purulentos granos se extienden como enormes erupciones gangrenosas sobre sus cuerpos hasta hacerles parecer seres amorfos y horribles. Lo peor es que la infección se extiende a marchas forzadas, ya que los afectados se transforman en una especie de psicóticos zombies caníbales que buscan saciarse con carne humana. Al parecer, el origen del mal es un virus creado como arma química y cuyo antídoto es pretendido por el sanguinario teniente Muldoon. Y entre los que lucharán contra la epidemia se encuentran dos enamorados, una médico, dos polis, un tipo experto en hacer barbacoas, dos gemelas raritas, etc.
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Siguiendo con los cánones del género Planet Terror es excesiva, inverosímil, paródica, divertida, grimosa, violenta, asquerosa, romántica e incluso cursi. Durante una noche en un pequeño pueblo de Texas se empiezan a multiplicar los casos de personas infectadas por una extraña y vomitiva dolencia, debido a la cual unos purulentos granos se extienden como enormes erupciones gangrenosas sobre sus cuerpos hasta hacerles parecer seres amorfos y horribles. Lo peor es que la infección se extiende a marchas forzadas, ya que los afectados se transforman en una especie de psicóticos zombies caníbales que buscan saciarse con carne humana. Al parecer, el origen del mal es un virus creado como arma química y cuyo antídoto es pretendido por el sanguinario teniente Muldoon. Y entre los que lucharán contra la epidemia se encuentran dos enamorados, una médico, dos polis, un tipo experto en hacer barbacoas, dos gemelas raritas, etc.
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El director de El Mariachi y Sin City rueda con ritmo muy ágil este exagerado cóctel que puede indigestarse si se toma demasiado en serio. En realidad, bajo su brutal y desagradable apariencia, la película no deja de ser un guiño nostálgico al cine del pasado, un sentido homenaje en forma de gamberrada, un poco como Kill Bill lo es del cine de acción oriental de serie B, solo que aquí se trata de ofrecer La noche de los muertos vivientes en clave de casquería, vísceras sangrantes y violencia desmedida repleta de acción. Pero lo que salva la función es que Rodríguez pergeña un puñado de personajes con alma, simpáticos y muy bien perfilados, cada uno con su singular y a menudo sangrienta parte de heroísmo. Y los actores están en su sitio. Entre el reparto, destacan especialmente, Freddy Rodríguez en su papel de Wray, la "pata de metralleta" Rose McGowan (increíble personaje), a quien vimos en Scream o en la serie Embrujadas, un recuperado Michael Biehn y el malote Bruce Willis. Incluso Tarantino tiene sus minutos de gloria, tan truculentos como descerebrados. Y Fergie, la cantante de Black Eyes Peas, pero dura poco.
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Cuando vi estallar la primeras cabezas de los zombies o cómo se les caían los brazos pensé que menuda película iba a ver.
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Cuando vi estallar la primeras cabezas de los zombies o cómo se les caían los brazos pensé que menuda película iba a ver.
Y sí, menuda película. Un homenaje a aquel cine de serie Z que veíamos en los programas dobles las tardes de los sábados, incluso programas triples en el Aliatar. de éste salías mareado, mezclando las escenas y las películas pero al día siguiente cada cosa se asentaba en su sitio.
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Dos horas entretenidas que se hacen más largas porque luego hay que limpiar el salón de todo lo que ha salpicado en la sesión de casquería.
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