El rollo I

El otro día escribía posodo sobre la pérdida de un rollo, refiriéndose al rollo de la película fotográfica.

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De otros rollos voy a hablar un poco. De dos concretamente.

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El origen de la Romería del Rollo en l'Alcora se remonta a mediados del siglo XVIII. Como consecuencia de una fuerte y persistente sequía, el pueblo de l'Alcora empieza a hacer rogativas y plegarias pidiendo al cielo la lluvia salvadora. Incluso se organiza una procesión, con las imágenes de los santos vincluados a los animales y a la agricultura. Nada de todo esto surtió efecto.

Ante una situación tan desesperada, las autoridades y el pueblo deciden poner en manos de la providencia los más preciado que tienen: los infantes, niños menores de 8 años. Con ellos se organiza una romería hasta la ermita de San Cristóbal, enclavada en la cumbre de la montaña que cobijo a l'Alcora. Allí, cerca del cielo y por intercesión de los más puros, el pueblo espera clemencia divina.

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Mientras tanto, los adultos esperan en la iglesia parroquial oficiando una misa general. Finalizados los oficios en ambos templos, los padres acuden a los pies del Calvario a esperar a sus hijos, produciéndose la lógica algarabía entre llantos, gritos y expresiones de alegría.

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El agua no tardó en llegar y la sed de los campos, bestias y personas fue sofocada. En agradecimiento, el Consejo Municipal decidió repetir esta romería todos los años, escogiendo el Lunes de Pascua, día que en el santoral cristiano se conoce también como "Lunes del Ángel".

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Todos los participantes en la romería son obsequiados con una cinta conmemorativa de la fiesta y un rollito de masa de harina, miniatura del que da nombre a la fiesta

Acuden gentes de todas partes a la Romería de Infantes buscando los favores que la tradición atribuye al rollo. Entre ellas la que dice que si se guarda el primer rollo, no se muere de desgracia.

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Extraído del folleto turístico La Festa del Rotllo. L'Alcora

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Instituida la festividad litúrgica del Corpus Christi por el Papa Urbano VI, en 1264, será bajo el pontificado de Juan XXII, a principios del siglo XIV cuando se empiece a celebrar, en su conmemoración, una procesión anual y pública.

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Entre nosotros, la procesión del Corpus -vespertina, como las que se celebraban en otros lugares de la Corona de Aragón- constituye, sin lugar a dudas, uno de los grandes monumentos culturales de Valencia, como genuina expresión bajomedieval de religiosidad popular y de folclore colorista. De orígenes documentados en 1355, coincidiendo con el reinado de ese gran monarca que fue Pedro El Ceremonioso, sigue un itinerario fijado en 1416. En ellas, "la Moma", "les Roques" y "els Cirialots" se confunden con corporaciones y gremios, autoridades y aromas de flor primaveral y de murta.

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Inversamente proporcional a su entidad histórica y cultural, la documentación iconográfica al respecto resulta sorprendentemente exigua, acaso porque su reiteración anual hacía considerar innecesaria su reproducción en imágenes.

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Uno de los contados testimonios gráficos es el denominado "Rollo del Corpus", que aun inscrito en el ámbito del arte indocto, reproduce sin concesión alguna a elementos contextualizadores o ambientales el estricto cortejo de la procesión, tal como se celebraba a finales del siglo XVIII o en el primer cuarto de la siguiente centuria.

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Con sus 31 metros de longitud y 17 cm de anchura, el Rollo del Corpus muestra toda la imaginería presente en la procesión, con espontaneidad, parquedad de detalles e ingenuidad plástica.

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Extraido de la publicación "El Rollo de la Procesión del Corpus"

Editado por el Ayuntamiento de Valencia

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La procesión es digna de ver, y desde varios sitios, por supuesto en la calle Caballeros y luego en la calle San Vicente frente a San Martín.

Y lo dejo ya, que me enrollo.

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