Marchando una de croquetas

La croqueta, a pesar de su amplio arraigo en la cocina española, se trata de una especialidad relativamente moderna cuya popularización comenzó a principios del siglo pasado. Una receta importada de Francia donde ya encandilaba a la alta burguesía decimonónica. Hasta tal punto que su nombre proviene del término galo croquette, derivado del verbo croquer, que en francés antiguo equivalía a morder.
Igual que sucede con otros platos populares, sus orígenes se difuminan sin dejar rastros precisos. En otras palabras, las croquetas no tienen su carné de identidad en regla. Ni siquiera existen antecedentes en la propia Francia, donde ya en el siglo XIX se denominaban de este modo a una suerte de albóndigas elaboradas con carne picada, arroz o puré de patatas, que se freían tras rebozarse en pan rallado.
Para llegar a la receta actual habría de producirse la consolidación de la besamel, blanca y aterciopelada, elaborada con harina frita con mantequilla y leche.

Extraído de "101 experiencias gastronómicas que no te puedes perder".
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Hace dos semanas estuve en Madrid por motivos de trabajo y luego alargué la estancia el fin de semana.
En el plano de tabernas centenarias del que posodo se hizo eco figura la Bodega La Ardosa, en la calle Colón 13, que aparece tapada por el logotipo en el planito POPOUT MAP, famoso de otros viajes. Llegar allí es muy fácil, desde la Gran Vía hay que tomar la calle Valverde y cuando ésta llega a su fin girar a la izquierda.
Allá que me fui y tomé una ración de sus conocidas croquetas: 2 de bacalao, dos de cecina y dos de cabrales.

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Estaban buenas, así las recordaba, pero fue un error, me supieron a poco. Y es que unos días antes del viaje a Madrid comí croquetas hechas por mi hermana con la receta familiar. De bacalao y de pollo.
Lo siento por La Ardosa. Vencen las de mi hermana por goleada. En tamaño, textura, presentación y sabor.
Lo cual no quiere decir que no haya que ir a La Ardosa. En el último número de Condé Nast Traveler hay dos referencias a esta taberna.

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La primera la da Manolo Moreno, de Mallorca Catering, quien recomienda La Ardosa para una caña.

Luego, en un largo reportaje sobre Madrid y el centenario de la Gran Vía, 14 madrileños -de nacimiento o adopción- celebran su cumpleaños descubriéndonos sus secretos y los de las calles aledañas. Leonardo Sbaraglia, actor argentino, comenta que le encanta ir a tomar el vermú a la Ardosa.

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