Cine: Vacaciones en Roma

Vacaciones en Roma
Roman Holiday
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Año de producción: 1953
País: EE.UU.
Dirección: William Wyler
Intérpretes: Gregory Peck, Audrey Hepburn, Eddie Albert, Hartley Power,Harcourt Williams, Margaret Rawlings, Tullio Carminati
Guión: Ian McLellan Hunter, John Dighton,Dalton Trumbo
Música: Georges Auric
Fotografía: Henri Alekan, Franz Planer
Duración: 113 min.
Género: Comedia, Romántico
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Deliciosa película dirigida por William Wyler, ejemplo del cine romántico.

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La idea de rodar una película sobre una princesa que se enamora de un hombre corriente le rondaba en la cabeza a Frank Capra desde hacía tiempo pero terminó vendiéndola a William Wyler.

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La historia viene a ser una Cenicienta al revés. La princesa Ana se halla de viaje por diversos países europeos. Su último destino es Roma, donde debe atender sus deberes principescos. Lo que supone atarse a un rígido protocolo. Pero una noche, alojada en su palacio, oye la música, ve a la gente sencilla divertirse, y toma una audaz decisión: salir a la calle, convertirse en una persona normal. Su encuentro con Joe Bradley, periodista, le permite pasar un día de ensueño: tomar "gelatti", pasear por la ciudad eterna en Vespa o acudir a una verbena en el río. Lo que la princesa no sospecha es que Joe, en complicidad con el fotógrafo Irving, está preparando un reportaje sobre tan particular jornada de la princesa.
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Nunca una actriz con su primera interpretación causó una impresión tan grande como Audrey Hepburn en esta película. Y no es para menos, porque pocas veces a una mujer tan maravillosa en su papel.

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El director pensó como protagonistas femeninas en Jean Simmons e incluso Elizabeth Taylor. Pero finalmente se llegó a la conclusión de que lo mejor sería que fuera una joven desconocida quien se hiciese cargo del papel.

El papel masculino estaba pensado para Cary Grant, pero al final fue Gregory Peck quien se llevase el gato al agua.

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El film es una delicia, con escenas memorables. La más significativa es la de la visita a "la boca de la verdad": Joe explica a Ana, que si uno mete la mano dentro y dice una mentira, la boca se la traga. Gregory Peck en esta escena hizo algo que Audrey Hepburn no sabía que iba a hacer: al retirar la mano de la boca, se la recogió en la manga, con lo que parecía que, ciertamente, el maleficio se había cumplido. El rostro de sorpresa de Hepburn es auténtico, y el momento, verdaderamente mágico, quedó recogido para siempre en el celuloide.

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Otros momentos memorables son la lucha en la barcaza en medio de un baile o el encuentro con la prensa; a título anecdótico, señalar que aparecen dos periodistas españoles, corresponsales en Roma, Cortés Cavanillas de "ABC" y Moriones de "La Vanguardia".
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Roma le debe mucho a esta película pues la dio a conocer a los americanos en una época perfecta, poco después de la Segunda Guerra Mundial, lo que le benefició por el turismo que supuso. La película convirtió Roma y la moto Vespa en un fenómeno social.

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Una película que, como dicen en TCM, tienes que ver antes de morir. Así de simple.

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