Leo en EL MUNDO una noticia de esas que no sabes si etiquetarla como cultura, sucesos o ¡vaya usted a saber!.
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En Nueva York, sólo podía en Nueva York, han ido apareciendo pasquines pegados en las farolas en los que se va relatando una historia.
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Lo que me ha hecho gracia es eso de: Próximo capítulo en la calle 9, entre la Primera y la Segunda Avenidas”.
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Sorprende que en la época del libro electrónico y sobre todo de los blogs, haya alguien que apueste por descubrir su talento con técnicas que ya sólo se usan para buscar compañeros de piso y vender entradas para las fiestas de nochevieja.
Sorprende que en la época del libro electrónico y sobre todo de los blogs, haya alguien que apueste por descubrir su talento con técnicas que ya sólo se usan para buscar compañeros de piso y vender entradas para las fiestas de nochevieja.
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Ilustra esta anotación una fotografía de una farola sin anuncios situada en la, no junto, bahía de Santander.
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Me gustó lo poco que ví de Santander.
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