El pasado 3 de marzo, mi todavía socio y antiguo amigo José Antonio Sánchez, en uso de sus facultades como consejero delegado de Titania Compañía Editorial, me hizo entrega de una carta con mi cese como director de El Confidencial. En dicha carta, mal escrita como es norma de la casa, me ofrecía quedarme en El Confi comiendo de la sopa boba, con mi sueldo y demás emolumentos íntegros hasta el día del juicio final, si esa fuera mi voluntad, supongo que para acallar su mala conciencia y tal vez comprar mi silencio. Le dije que mi padre, un modesto agricultor de Tierra de Campos a quien él conoció, me enseñó desde pequeño a vivir como viven los hombres libres: de su trabajo y con la cabeza alta.
Naturalmente abandoné al instante El Confidencial.
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Así empieza Jesús Cacho la crónica de su salida de El Confidencial.
Hoy está en Voz Pópuli.
¿Cómo era aquello de: Perro no come perro? Es una frase que pasó a la historia.
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