martes, 6 de diciembre de 2011

La manzana llega a la tierra de naranjas

El pasado sábado hubo dos grandes colas en España que salieron en los medios de comunicación.
Una era en Madrid, debida a la jornada de puertas abiertas del Congreso de los diputados -al escribir esto me entra la duda de si en el Senado hacen lo mismo, eso daría más argumentos a los que opinamos que no sirve para nada- que hoy vuelve a abrir sus puertas, pero sólo para los Padres de la Patria.
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La otra cola era en Valencia, para ser una de las 1.000 personas elegidas, las primeras que entraran en la nueva tienda Apple tendrían una camiseta conmemorativa de regalo.
La nueva tienda de Apple, ayer un amigo me decía que Apple pone a Valencia en el mapa, está en un edificio catalogado que ha sido rehabilitado para la ocasión.
Está en el cogollito de la zona comercial del centro de Valencia, enfrente de unos de los 3 centros que El Corte Inglés tiene en la calle Colón.
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La hora de apertura era a las nueve de la mañana, pero al leer durante el desayuno que ya había gente que había dormido en la calle decidí adelantar mi marcha.
La misión era que uno de mis sobrinos no se quedara sin la camiseta, pues es un fan de la manzanita.
Lo primero que me llamó la atención fue lo bien organizada que estaba la cola: corralitos de 3 filas con vallas de tráfico, interrumpidos al llegar a un paso de peatones o una parada de autobús.
Porque, no lo he dicho, reo la cola, si hubiese estado en una sola fila habría medido más de 200 metros.
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Durante la espera la gente se entretenía haciendo fotos al interior de la tienda, a la manzanita, o tomando los croissants y cafés con leche que la gente de Apple salía de vez en cuando a repartir.
De hecho comentaron que habían dejado sin azúcar ¿a quién? pues claro, a Starbucks. Dios los cría y ellos se juntan.
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A la entrada varios empleados de Apple te hacían la ola en un paseíllo, que quedaba gracioso aunque estando dentro cansaba un poco la décima vez que lo escuchabas.
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Pero la misión acabó en éxito.
Aquí tengo la cajita de Apple con la camiseta dentro. Eso espero porque no la he abierto.
Sólo la caja ya es un regalo de diseño, sin juntas pegadas y con una calidad de cartón como no se ven por ahí.
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¡Ah! ésta me la quedo yo, que mi sobrino y el resto de la familia llegaron a tiempo y todos tuvimos nuestra cajita.
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