domingo, 19 de febrero de 2012

Un ratete con el arzobispo

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«La fe cristiana no se puede quedar apartada de la sociedad, relegada a la esfera privada no puede convertirse en algo tabú». Es el reto, el desafío que se plantea la Iglesia del siglo XXI, tal y como ayer expuso el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, en la conferencia que, bajo el título «Desafíos y respuestas de la Iglesia a la cultura de hoy», pronunció en el marco del Aula LAS PROVINCIAS. 
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La conferencia tuvo lugar el martes pasado en el hotel Astoria, situado en una de tantas plazas de Valencia a las que les llama "... de la fuente de los patos", y, según el periódico, éramos unos 300, como en la película.
No es que llevaran a jubilados a rellenar huecos, los menores de 60 años éramos los que ocupamos los huecos. Cuando el arzobispo hablaba de Jesús yo esperaba que alguno se levantara diciendo que había estado allí. Esto último es una exageración, ya lo sé, pero mae mía, mae mía.
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Estaba, por supuesto Juan Cotino, ¡qué boda sin la tía Juana! diría FJL, pero el que me llamó la atención, agradablemente, fue Joan Calabuig, portavoz del PSOE-PSPV en el Ayuntamiento de Valencia. Desde el momento que se presentó a la alcaldía me dio la impresión de ser una persona seria, pero le ha tocado bailar con la más fea y con su compis de partido, que menuda fauna son.
El resto de políticos y prebostes de la sociedad civil brilló por su ausencia, lo cual hizo que me despreocupara de la cartera.
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Carlos Osoro habla bien, en un tono que no duerme a las ovejas y utiliza un lenguaje que entendemos los mortales, se le nota que se ha dedicado muchos años a la pastoral juvenil. Y encima dice cosas de este mundo.
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Después de la etapa del anterior arzobispo, Arturo García Gasco, la de Carlos Osoro es un soplo de aire fresco, con un arzobispo pegado a la calle y a la gente, su rebaño, sin acuartelarse en el palacio como hacía el anterior.
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Me gustó mucho la conferencia, pero más la persona, lo que se pudo ver de ella. 
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