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El otro día había comentado la presentación del último libro de Santiago Posteguillo, La noche que Frankenstein leyó el Quijote, y dije que volveríamos a tener a dicho autor por aquí, pero cambiando de papel, de presentado a presentador.
Eso ocurrió dos días después, el domingo por la tarde, para presentar la última novela de Sebastián Roa, La loba de Al-Andalus, autor al que conocí entre unas cervezas.
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Y fue en Bibliocafé, de la mano de José Luis, que ya tiene narices abrir un domingo por la tarde para acoger a gentuza a la que le gusta leer libros.
Después de José Luis habló Lucía, editora de Ediciones B que vino desde Madrid a participar en el acto, lo que demuestra la firme apuesta de la editorial por esta obra, de lo que me alegro.
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Lo primero que hizo Santiago Posteguillo fue agradecer el gesto, más en estos momentos en que la cultura, como todos los sectores, se encuentra en crisis y estos actos de animación ayudan al fomento de la lectura.
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La presentación estuvo ambientada por cuatro integrantes de un grupo de indumentaristas, del que no recuerdo el nombre. El autor explicó después cada uno de los componentes del vestuario que portaban pues aparecen en el libro.
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Santiago Posteguillo sabe hablar y habló muy bien tanto del libro como del autor, que fue alumno suyo en un taller de escritura creativa.
Le regaló una botella de mistela y los que no hemos leído el libro sólo pudimos enterarnos, por palabras de Sebastián Roa, que dicha bebida aparece en el libro en escenas que dejan ñoñas a las Cincuenta sombras de Grey. Y lo de ñoña lo dijo Santiago.
El autor comentó que después de escribir Venganza de sangre, su anterior novela, oía voces que le hablaban de una historia que no utilizó en el libro. Estas voces se sumaban a las que oye habitualmente diciéndole que mate a Santi (Santiago Álvarez, escritor y profesor Scrivener, de un programa de escritura).
Este otro santiago estaba presente, en un grupo de frikis que llevaban camisetas con la portada de la novela que se presentaba esa tarde. 2 de estas camisetas les fueron regaladas al presentador y presentado, pues ellos también forman parte de ese grupo friki llamado El cuaderno rojo, que se reúnen para hablar de libros, escritura y demás perversiones y que esa tarde dieron colorido al acto con las camisetas.
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.La presentación dio para más pero yo lo dejo aquí.
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Si con actos como este la gente no se anima a leer es que no tienen perdón.
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