Después de los gorgoritos volvimos a la sala principal.
Podrían habernos contado que el palco real lo tuvieron que cambiar de posición porque al lumbreras de Calatrava no se le ocurrió otra idea que ponerlo con público detrás, cosa que Seguridad no aceptó, pero no nos lo contaron.
Podrían habernos contado que este tipo de teatro a la italiana, con los espectadores abrazando el escenario no se lleva porque implica que hay butacas con pésima visión, pero no nos lo contaron.
Podrían habernos contado que la caja escénica es la más grande del mundo después de la de la Ópera de la Bastilla de París, no confundiar con la Ópera de Garnier también en París, pero no no lo contaron.
Ese monitor que se ve es para que los artistas vean al director de orquesta y sepan cuándo les toca a ellos, cuando es su turno de entrar en escena.
Parte del decorado de Rigoletto, ópera con la que se abría, porque ya se ha abierto, la temporada.
Puesto de mando de la nave Enterprise, es decir, donde se sienta el regidor.
Decorado visto por la parte trasera, con las escaleras para acceso de los cantantes y/o figurantes.
El grupo Mozart recibiendo las explicaciones de un propio del teatro.
Contó chascarrillos y anécdotas de las puestas en escena. Datos del edificio dio pocos, eso fue tarea de Federico, ex-compañero de fatigas, que nos acompañó durante toda la visita y que ahora se pelea con el teatro a diario.
Ánimo, sólo falta una anotación.
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