miércoles, 13 de marzo de 2013

Presentación de Sesenta kilos, de Ramón Palomar


Hace mes y medio fue la presentación mundial del libro de Ramón Palomar, de su primera novela.
Aquello fue el desmadre como ya reflejé aquí.
El autor ha tenido la amabilidad de hacer otra presentación en petit comité, para los que queremos poder oírle.
Y claro, la presentación fue en Bibliocafé.

Para tal evento el propio Ramón pidió a Marina López y Santiago Álvarez que fueran los maestros de ceremonias.

José Luis Rodríguez comenzó presentando a todos e informándonos de que el libro va por su segunda edición, hecho que levantó aplausos entre el respetable.

Y ahora va la crónica, un poco desbaratada porque no me dio tiempo a escribir todo lo que se decía, sobre todo la parte de Marina, que leyó su intervención y en la  que cada frase era una sentencia.

Marina López empezó diciendo que según los expertos hay unas cuantas reglas que no hay que saltarse en la novela negra, por ejemplo:
- una intriga coherente en una ciudad convertida en un gueto inquietante,
- unos personajes atractivos,
- un estilo minucioso,
- y sobre todo, que aparezca pronto un cadáver para no despistar y evitar cualquier relación sentimental entre los personajes.

Esto último, lo de la relación sentimental se lo salta Ramón en el libro. de todo lo demás vamos sobrados.

En la contraportada podemos leer que no aparecen policías ni detectives privados, sólo delincuentes, lo que favorece que la historia se vea/lea desde  el punto de vista de éstos.

Hay una gran labor para que los personajes se muevan por el libro, no sólo transiten, tienen unos perfiles perfectamente delineados, son increíblemente reales.

Esta novela le ha recordado la película Snatch, cerdos y diamantes, de Guy Ritchie. Hay personajes rocambolescos pero de carne y hueso y niega que el crimen sea un arte.


Santiago Álvarez empezó diciendo que la lumbalgia que padeció Ramón en la mesa redonda sobre novela negra debía ser contagiosa porque esta tarde la padecía él.
Dijo que 60 kilos es una novela macara y canalla, calificativos que le gustan mucho a Ramón Palomar, según indicó. 
Y dados estos calificativos, Santiago se puso una chupa de cuero y unas gafas negras de sol para hacer su presentación.

En cuanto a los escenarios, le propuso una nueva novela que se desarrolle exclusivamente en Tánger.
Respecto a los personajes: no hay héroes al uso, podríamos llamar así a los personajes por vivir y sobrevivir en ese ambiente.

Comentó que Ramón escribe todos los días en el periódico Las Provincias y tiene un programa de dos horas por las mañanas de lunes a viernes. Toda esa experiencia escritora y "lectora", contando historias se nota en el estilo del libro.

Ramón Palomar empezó agradeciendo las presentaciones que le habían hecho y dio el consejo que siempre da: 
-Robad los libros, aunque hoy no.

La historia del libro surge de una historia que le contaron, un chaval al que le pagaban 3.000 euros por estar una semana a cargo de un paquete, sin perderlo de vista.

Comentó que los personajes y sus referentes en la vida real se mueven a base de cumplir la palabra dada, no porque sea un código de honor sino porque es el único modo de prosperar dado que nunca hay nada por escrito.

Intentó jugar a la contra y conseguir que el malo cayera bien al lector.

Mientras escribía el libro se dio cuenta lo poco que se aprovecha en la novela negra el mundo gitano. Todo lo que cuenta en el libro en este aspecto es real, las medidas de seguridad que utilizan son reales: varias puertas blindadas, rejas, y el inodoro, la chimenea encendido siempre, incluso en verano, y el bidón de ácido para hacer desaparecer la droga.

Respecto a lo que había comentado Santiago sobre Tánger dijo que los norteamericanos tienen México y Tijuana y nosotros tenemos Marruecos y Tánger, ciudad en la que vivió.

Por respeto a los clásicos no quiso utilizar la figura de un detective o de un policía, quería hacer una novela negra no una policiaca.

Para documentarse ha hablado con muchas personas que están al otro lado de la ley, y dice que tienen ganas de hablar, su negocio no lo pueden comentar en la cola del Mercadona o en la falla pero sí discretamente con él y además lo hacen con cierto orgullo.

Los motes son auténticos y espera que los personajes no lean el libro porque le gustaría seguir andando sobre sus piernas, aunque esta gente no es mucho de leer.

-Me gusta el género negro, me parece lo más potente y más actual hoy en día.

-En esta novela no hay buenos ni malos, yo no juzgo, no quiero moralina.

A la pregunta de si algún personaje se le fue de las manos, contestó que no, que no se apoderaron de la novela pero sí hubo alguno al que quiso ver cómo evolucionaba más de lo previsto inicialmente.

Me sorprendió ver en esta presentación a Toni Zarza, pues él se define como  lector exclusivo de novela histórica y ensayo. Después de reconocer que no lo oye en la radio y que había ido a la presentación para acompañar a su primo, le dijo que le habían gustado sus palabras y le preguntó si podría escribir este tipo de novelas ambientadas en el oeste, a la manera de la serie Deadwood.

Ramón le dijo que no, que él se encontraba muy cómodo situando sus historias en la actualidad y, en cuanto a series, le aconsejó Shield, de la que dijo que los personajes de The Wire son monjas ursulinas comparados con ellos.

Aquí hago yo un inciso, Shield la empecé a ver cuando se emitió hace bastantes años y me gustó mucho, causó sensación por el tratamiento de la corrupción policial.

Respecto a una pregunta sobre el panorama editorial indicó que la cosa está muy malita.
Reconoce que ha tenido mucha suerte pues envió el original a Grijalbo y a las tres semanas le enviaron un correo aceptando su novela.
Eligió esta editorial por un solo libro publicado por ellos: El poder del perro.

Le comentaron que el año pasado recibieron miles de manuscritos de este género y el único que compraron fue el suyo
-Qué suerte he tenido -repitió.

Ahora quieren publicarle en Francia, donde la clase media lee, dijo, él ha vivido en ese país, en una editorial que forma parte de un grupo multimedia que llega a más de 50 millones de personas de habla francesa.
Eso, en este país, es imposible.
Los de la editorial le comentaron que no envían a ningún escrito de Madrid hacia el sur porque las cifras les dicen que es una zona muerta para los libros.

Y con este rayo de esperanza se terminó la presentación y yo la crónica.

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