Acabo de ver el documental Spellbound (Al pie de la letra) sobre el Concurso Nacional de Deletreo que se celebra cada año en Washington D.C. desde 1925.
Es un documental de 2002 pero narra el concurso de 1999 centrándose en ocho participantes, y estuvo seleccionado al Oscar al mejor documental.
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Todos los que sabemos inglés, ja,ja, perdón, todos los que hemos intentado aprender inglés sabemos de la dificultad de su pronunciación, que no tiene reglas para ello y los problemas que ello conlleva.
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En el documental se ve el esfuerzo, el sufrimiento, la concentración y la alegría de los niños, creo que de 10 a 14 años, cada vez que se enfrentan a la palabra que les toca en suerte.
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De 249 participantes que empiezan la 1ª ronda llegamos a la séptima en la que quedan sólo dos, una pareja, él, americano de varias generaciones y ella, hija de unos inmigrantes indios.
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Lo mejor es la reacción de los niños, a los que entrevistan en los descansos de las pruebas, cuando son eliminados y un tiempo después en sus casas, pero sobre todo la reacción de los padres, que están comedidos, prudentes y sensatos.
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Aquí debemos plantearnos celebrar este tipo de concursos porque viendo cómo escribe la gente, leyendo los SMS que aparecen en televisión o los comentarios en internet, dentro de poco no nos vamos a entender entre nosotros.
Y debería ser un concurso de deletreo señalando dónde va la tilde.
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Hay también una película, no documental, que trata sobre lo mismo, Akeelan and the BEE (2006).
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Por cierto, no lo he dicho, ganó la niña (aparece en la penúltima imagen del cartel) y lo consiguió porque supo deletrear su última palabra:
L-O-G-O-R-R-H-E-A
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Recuerdo hace muchos, muchos años, que éste era el tema de una aventura de Carlitos, quien se presenta al concurso y, naturalmente, falla en la última palabra.
ResponderEliminarMe llamó mucho la atención que estas pruebas estuvieran tan presentes en la vida escolar estadounidense como para ser objeto de una aventura de Carlitos.
(creo que era un tomo de una colección de unos seis o siete, o sea, que lo mismo están todavía por algún rincón olvidado de casa)