El tema de esta mesa redonda de Bibliocafé era hablar sobre premios literarios.
Los tertualianos eran, de izquierda a derecha:
Carmen Amoraga, finalista del Premio Planeta, Marta Querol, finalista del Premio Planeta, José Luis Rodríguez, alma de Bibliocafé y Vicente Marco, ganador y finalista de diversos premios literarios.
Después de las consabidas presentaciones por parte de José Luis y de dar la cifra de premios literarios en España, 3.500 el año pasado, empezó a contarnos su experiencia Marta Querol.
Se presentó al Premio Planeta por inconsciencia, tenía una novela recién escrita, buscó un listado de premios literarios y el más cercano en fecha era el Planeta.
Cumplía las bases en cuanto a número de páginas y sólo tuvo que registrar la novela, lo hizo en la Biblioteca Valenciana de San Miguel de los Reyes pues es una premisa para poder presentarse.
Como era grande su ignorancia sobre cómo funcionaba el Planeta puso una alerta en Google.
Entregó la novela el 8 de junio y el 11 ya había una alerta, 4 días antes de finalizar el plazo de entrega de los originales.
Hacía referencia a un blog en el que se daban pistas ( último párrafo de Ingenuidad franciscana) sobre el ganador, que sería Boris Izaguirre.
Aunque el premio se hace público el 15 de octubre en una gala de entrega, en septiembre Juan Palomo habla en EL CULTURAL de EL MUNDO de "un premio con plumas".
La prensa publica el listado de los 10 finalistas, con seudónimo, se ve en el periódico y llama a la editorial. Allí le informan que el viaje se lo costea el interesado pero tiene dos invitaciones para la gala de entrega.
De los 8 que sabían que no iban a ganar sólo acudieron 2.
Rafael Borrás, muchos años dentro de la editorial Planeta y, por tanto, buen conocedor de los tejemanejes del premio dice en La guerra de los Planeta que lo que no está claro es si los ganadores saben el orden, es decir, si van a ser primeros o segundos.
Marta Querol continuó explicando que es norma editorial no publicar a los finalistas ese año ni el siguiente, ni en la editorial ni en ninguna otra del grupo.
Ella quedó la sexta y comprobó que, además de no poder publicar en el grupo Planeta, ninguna otra editorial quería su libro porque nadie quiere publicar una obra finalista de otra editorial.
Participar en el Planeta es cerrarse las puertas porque si no ganas no publicas.
Eso sí, le dio la confianza de saber que podía ser escritora, y consiguió el informe de lectura de su novela, en el que se le comparaba con Mercedes Salisachs.
Terminó su intervención aconsejando que si quieres que te lean tienes que elegir bien el premio al que te presentas porque puedes ganar pero tu obra se puede quedar en un cajón.
Pasó el testigo a Vicente Marco, ganador o finalista en una treintena de premios literarios.
Empezó diciendo que, tristemente, donde hay dinero hay un chorizo al lado.
Se preguntó si los premios mediáticos están reñidos con la calidad literaria.
Contó que una vez presentó una obra de otro autor. A él lo presentaron como ganador de diversos premios literarios y después de presentar la obra el autor se vanaglorió de no haber ganado ningún premio literario y que eso era síntoma de que tenía calidad literaria. (Eso lo dijo el autor de su propia obra)
Vicente no supo qué hacer, aquella situación le pareció delirante.
A los treinta y tantos años (hace unos meses, acotó y carraspeó) se presentó a un premio de novela corta y lo ganó. Se preguntó qué hubiese pasado si hubiese perdido, quizá hubiese probado 2, 5 ó 10 veces más y luego hubiese dejado de escribir. Quizá.
El año que Marta se presentó al Planeta lo ganó J. J. Millás con una novela autobiográfica, cosa que todavía no entiende Vicente pues las obras han de presentarse con seudónimo.
Él ha sido miembro de jurado varias veces. Una vez quedaron 4 finalistas y el miembro que formaba parte de la organización pidió abrir las plicas antes de elegir al ganador por si había alguien que no les cayera bien. Las abrieron y lo declararon desierto.
Otra vez ocurrió que se pidió rescatar un relato descartado por el jurado de preselección.
Cosas kafkianas.
El día que recoges el premio es un día mágico, al día siguiente sigues siendo el mismo gilipollas de siempre.
Marta intervino para decir que no critica la política de Planeta porque entiende que no apuesten 600.000 € por un autor desconocido, y que cuando participas en ese premio ya sabes, o deberías saberlo, a qué juegas.
Vcente repuso que para ti es gratificante pero es una mentira y lo peor es la intención de dar apariencia de limpieza.
Quien se haya fijado en la foto de inicio se habrá dado cuenta que la persona de la izquierda no es Carmen Amoraga, es Sebastián Roa, escritor galardonado con varios premios literarios, pero José Luis y Vicente le llamaron Carmen varias veces a lo largo de la mesa redonda.
Cuando iba a comenzar a hablar Sebastián, Marta indicó que la novela con la que Carmen quedó segunda en el Premio Planeta, El tiempo mientras tanto, es espectacular.
Sebastián dijo que no entendía cómo Lorenzo Silva podía haber ganado el Planeta de este año con una novela protagonizada por los guardias civiles que han protagonizado otras anteriores. El nivel de corrupción es proporcional a la cuantía del premio.
Él elegía premios con una dotación entre 3.000 y 4.000 euros en el caso de novela y de 1.200 a 1.500 euros en el caso de relatos.
De estos premios amañados dijo que no son una estafa penal pero sí una estafa moral. Y a ello hay que añadir que hay premios en los que las bases permiten publicar la obra durante un plazo de 5 años, con lo que ganes o pierdas puedes tener tu novela bloqueada sin publicar.
Un editor sabe que si un autor ha ganado premios de pequeña cuantía es que es bueno porque esos premios son más limpios.
Vicente Marco se iba a presentar al Premio Nadal hasta que leyó la base nº 14 acerca de que se quedan los derechos d ela obra para hacer con ella lo que quieran.
Los premios sirven para el curriculum, su último libro, que presentó al día siguiente, se ha publicado gracias a haber ganado otro premio y una editorial le llamó interesada en sus obras. Esta editorial, sevillana, se llama Autores premiados.
Los premios sirven para el curriculum y sobretodo sirven a los autores de relatos o de poesía, para los que es muy difícil publicar.
Una persona del público, un poeta ¡Dios mío!, intervino para contarnos que el se presenta a algunos premios importantes para saber si su obra es buena por el puesto en que queda, porque sabe que los premios importantes están dados, y citó a las editoriales Visor e Hiperión como culpables de esto.
Marta Querol, que también ha intervenido como jurado, comentó que a veces el jurado de pre-selección escoge cuatro novelas muy malas junto con la que debe ganar para que el jurado no tenga opción. En este caso el jurado es honesto pero el premio no.
Terminó José Luis diciendo que, habiendo tantísimos premios, la mayoría pasan desapercibidos y que la gente compra los premios comerciales.
Yo puedo añadir a todo esto que este verano hemos tenido el caso flagrante del Premio RBA de novela negra, dorado con 120.000 euros y que ha recaído en Michael Connelly.
El escrito se lo merece, tengo 20 novelas suyas, pero todo fue un montaje para robar el escritor a Ediciones B.
Y con esto... se acabó
5 comentarios:
Bonito repaso...
En cuanto a lo de presentar al "primero de la izquierda" como Marta..., me ha hecho mirar dos veces la imagen: foto, texto, foto de nuevo, texto otra vez... (duda existencial: ¿tengo la lateralidad alterada..?). Ja, ja. Menos mal que a mediados del texto (prueba de que sí los leo completos...) me lo has aclarado... Ja, ja...
Un abrazo.
MGae: Mal, muy mal, vuélvelo a leer otra vez, el/la de la izquierda es Carmen, no Marta.
La pena fue que no acudiera la verdadera Carmen, seguro que hubiese dado otra opinión distinta.
Estuvo muy bien, al día siguiente Marta Querol me preguntó qué había estado escribiendo durante toda la charla, ja, ja.
Ah, y nos libramos de que el poeta que intervino nos endilgara una composición suya. ¡Uf, menos mal!
Un saludo
Vaya rollo de anotación, hacía tiempo que no escribía tanto. Prometo no volver a hacerlo hasta la próxima vez, claro.
Perdón, perdón, cambié los nombres. Cierto. Marta sí estaba en su sitio...
¿Mucha información? Sí, pero rollo no. La culpa... de los que hablaron tanto... ;-)
¿Y no le has enviado a Marta el enlace a tu blog? Para que vea lo aplicado que eres.
Celebro que no tuviérais que huir del pobre poeta.
Saludos
MGae: Nada, nada.
No le he enviado nada no vaya a ser que se asuste para su liturgia literaria del mes que viene.
Se emocionó cuando le dije que me había gustado su libro. Así que me mejor dejarlo así.
En cuanto al poeta, ¡uf!, voy a tener que hablar seriamente con José Luis, el alma de Bibliocafé.
Un saludo
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