Hace unos años el Ayuntamiento de Oxford decidió “redimensionar la excesiva resonancia asignada a la principal festividad cristiana en detrimento de otras religiones”, y en consecuencia suprimió la palabra “Christmas” de todos los festejos navideños. Pero no es una locura inglesa, sino un fenómeno generalizado en todo Occidente, y muy especialmente en Europa: ahora resulta que vamos a tener una Navidad sin Navidad.Monseñor Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de Cultura, ha contestado que estamos “ante un síntoma del ateísmo que hoy se promueve con la indiferencia religiosa. El deseo de esta iniciativa … no es tanto establecer un diálogo para evitar discriminaciones sino, más bien, … anular cualquier identidad propia, toda identidad que llevamos con nosotros, y no establecer un verdadero diálogo. El verdadero diálogo se construye a través de la identidad…”.
Contrariamente a la imagen más popular, la campaña antinavideña no es sólo anticristiana, sino contraria a toda religión trascendente. La prueba es que también Sabir Hussain Mirza, presidente del consejo musulmán de Oxford, ha dicho que “está muy irritado por esto, ya que los cristianos, los musulmanes y otras religiones esperan la Navidad”. Es la misma opinión del rabino Bracknell, “toda decisión que diluya la cultura tradicional y el cristianismo no es positiva para la identidad británica”. Odian la Navidad porque la temen; y la temen porque en Navidad el ateísmo está en evidente retirada. Estamos ante una guerra de religión, en la que no se enfrentan tanto las religiones entre sí cuanto las religiones tradicionales contra la nueva religión, políticamente correcta, inmanente, racionalista, frígida y, por supuesto, atea. La religión que quieren imponer en Oxford y que nuestro anterior Gobierno quería hace no mucho elevar a dogma legal del Estado. No es locura: es una ofensiva mundial de una guerra que perderemos si no combatimos.
Protejamos nuestra cultura y principios cristianos
Hay muchas batallas en curso: la decoración cristiana de calles y casas, la Misa pública el día de los inocentes en Madrid, las tiendas de belenes. Hay resistencia. Mi amigo Peter Lo elaboró una serie de ideas y consejos para esto días. Pueden ustedes leerlos en inglés y en cantonés, pero merece la pena recordar en español algunos por su utilidad contra la “corrección política”. No cedamos en la batalla de las palabras: del mismo modo que sonaría raro llamar “fiesta de diciembre” al día de la Constitución, llamemos Navidad a la Navidad. Por supuesto que hay que respetar la libertad de los demás, pero ellos deben respetar la nuestra, y no podemos negar que esta tradición es religiosa, es incluso precristiana, pero en modo alguno es una “vacación de invierno”. Es un día especial porque Cristo, la Luz, nace para nosotros: no nos avergoncemos de decirlo así. El arma más poderosa de la ofensiva atea es la comodidad consumista: quizás esta crisis nos haga recordar la Navidad en su esencia.
¡Hagamos como ellos! Si una tienda nos “felicita las fiestas”, elijamos otra que nos felicite la Navidad. Y lo mismo con los políticos. No compres tarjetas de Unicef, que sirven para financiar abortos, y no felicites sin un contenido religioso. Eso no es imponer nada a nadie, sino recordar un hecho innegable: que un día, hace muchos años, una estrella brilló sobre un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Feliz Navidad.
Publicado por Pascual Tamburri en elsemanaldigital.com
7 comentarios:
Vaya, vaya ..., algo parecido dije yo hace unos días en un comentario, aunque desde luego no con las mismas palabras que el Sr. Tamburi; yo estaba lisa y llanamente "cabreá" con la moda del "felices fiestas".
Me alegra no ser un bicho raro y solitario.
Saludos a todos.
Buen día hoy para recordarlo, que, precisamente, acaba el tiempo de Navidad. Si Dios quiere, para la próxima volveré a poner el Belén y enviar mis felicitaciones navideñas con el Nacimiento.
Abrazos para todos.
El artículo se publicó antes de Navidad pero a mí me llegó por correo el domingo, el mismo día que lo publiqué.
Así que lo de publicarlo el último día de Adviento ha sido una casualidad.
Saludos a las dos
¿Adviento? Ja, ja... A ver, centrémonos, que te noto un poco desorientado... Quizá te afecte el Miércoles de Ceniza, que este año viene tempranero... Ja, ja...
MGae: Es verdad, un error, o que voy con el calendario ortodoxo, ja, ja.
Cuando veo que este año Semana Santa cae en marzo y que se mueve con la luna me río, por no llorar, al ver que hay personas que se cierran en banda a lo de mover festividades, que además varían según las diócesis.
En fin.
Un saludo
Parece mentira, pero casi todos los años tengo que explicar a algún jovenzuelo por qué "se mueve" la Semana Santa... Y eso sin contar los que preguntan si el "miércoles de ceniza siempre cae en miércoles" (verídica la pregunta, no es exageración, puedo garantizarlo...)
¡Que ocurrencias las tuyas! ¿Llegar a acuerdos..?
Un abrazo.
MGae: Si la Revolución de Octubre rusa fue en noviembre también podría haber miércoles de ceniza un jueves, o un lunes.
¡Derecho a decidir!
Un saludo
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