lunes, 11 de enero de 2010

Luis María Anson mete la pata varias veces

Luis María Anson, de la Real Academia Española, como le gusta puntualizar, escribía este viernes en su página de EL CULTURAL un panegírico sobre Santiago Calatrava con la excusa de la inauguración de su columna en Madrid, primera obra en la capital y por el bien de Madrid esperemos que única:
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... Calatrava es pontífice de la arquitectura contemporánea, hacedor de puentes en Zurich, Florencia, París, Berlín, Basilea, Sevilla, Venecia, Orléans, colgada allí Europa desde el cielo sobre el río Loira. Estaciones, aeropuertos, pabellones de las Exposiciones Universales, torres de telecomunicaciones, la catedral gótica de San Juan en Nueva York, la Plaza del Heritage en Toronto, la intermodal de Lisboa, Calatrava transformó la geografía urbana de Valencia con el fulgor de la Ciudad de las Ciencias y la Torre de telecomunicación. Planeó también sobre el Reichstag berlinés y, en su disputa con Norman Foster, todo el mundo sabe que la razón asistía al artista valenciano. Por eso me complace traerle hoy a mi Primera Palabra.
Conozco las diatribas con las que sus enemigos fustigan a Santiago Calatrava. Me sonrío ante las envidias que sus obras y sus éxitos despiertan. Me conmueve la estupidez de cierta crítica, aún reconociendo que en la obra calatravesca no todos son aciertos y que es justo que se subrayen sus errores. Pero estamos ante un genio de la arquitectura contemporánea. Un genio universal.
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Habla el académico de un puente en Florencia, lo cual no es verdad, lo que se habló fue de la ampliación del Museo de la Catedral, pero es un proyecto que no se llevó a cabo, y el error más clamoroso es lo de la torre de comunicaciones en Valencia dentro del conjunto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias (que también nombra mal).
La torre de telecomunicaciones fue eliminado del conjunto nada más llegar el Partido Popular a la Generalidad Valenciana pues no tenía ningún futuro como edificio de oficinas e interfería uno de los pasillos de emergencia de aproximación al aeropuerto de Valencia-Manises. Pero de eso hace más de 10 años, tiempo suficiente para que Luis María se hubiese enterado, si tanto admira al de Benimámet.
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Lo de la cúpula del Reichstag, en pugna con Norman Foster es de aurora boreal. Anson es el único que le da la razón a Calatrava en su intento de apropiarse de los derechos de invención de la cúpula. De allí Santiago se llevó un buen rapapolvo de toda la comunidad de arquitectos e ingenieros por su pretensión y era un tema ya olvidado, en mala hora Anson o ha vuelto a sacar a la luz.
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Bueno, LuisMari, que no te enteras.
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