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La globalización tiene aspectos negativos como es armonizar las fiestas eliminando las propias.
Un ejemplo de ello es la festividad de hoy, San Valentín, aunque de festividad con sustancia le queda bien poco y ha pasado, otra más, a ser una fiesta del consumo.
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Digo lo de la globalización porque está calando mucho esta puñetera fiesta cuando en Valencia tenemos desde mucho antes un día propio para los enamorados, o amigos con derecho a roce, el día 9 de octubre, festividad de Sant Dionis.
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La tradición dice que los hombres han de regalar a las mujeres “la mocadora”, un pañuelo del cuello que guarda productos de la huerta elaborados con mazapán y la "piulet".Este presente se regala a las mujeres en señal de amor y cariño.
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Esta costumbre viene desde el mismo día de la conquista de la ciudad, en 1238 -mucho antes de que abriera El Corte Inglés- en que las mujeres de Valencia regalaban a los conquistadores frutas frescas envueltas en pañuelos rústicos.
Como buenos valencianos no pudo faltar la polvora en la celebración con un tipo de petardos de aquella epoca llamados Piuleta y Tronaor, que posteriormente dieron nombre a dos de las figuras de mazapán más características del día.
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