Dos días de mayo
Jordi Sierra i Fabra
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Diseño de la cubierta: Manuel Esclapez
Edita Plaza y Janés
Edición en formato digital: marzo de 2013
288 páginas
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30 y 31 de mayo de 1949. Francisco Franco, Caudillo de España, visita Barcelona en un clima callejero de euforia y rendición a la dictadura.Pero no todos piensan lo mismo y en dos días, silenciado por la prensa, estallará una decena de bombas en la ciudad. Miquel Mascarell, el último policía republicano, con su nueva vida ya asentada al lado de Patro, va a tropezarse de bruces con un complot para asesinar al dictador. Buscando al asesino de un antiguo amigo y compañero en la policía, por petición de su hija, pronto descubrirá que puede cambiar la historia. Si lo encuentra quizá no se produzca un atentado. Si calla, el país puede enfrentarse a una nueva guerra civil o a un giro de 180º grados con la muerte del Generalísimo. La clave: dos días de búsqueda bajo el peso de la responsabilidad, apenas unas horas en las que Mascarell se moverá sobre el filo de una navaja. ¿Será el destino o su propia decisión lo que marcará la resolución de todo?
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Cuarta novela con Miquel Mascarell como protagonista.
El autor vuelve a llenar el libro del maniqueísmo de cierta izquierda por el que los del Frente Popular fueron unas benditas, justas, trabajadoras y honradas personas y lo del otro lado de la trinchera fueron lo peor de lo peor.
(...)
Bajaron una escalera y llegaron a una pequeña, pequeñísima capilla. Las escasas personas se repartieron por la media docena de bancos. Se miraron entre sí, sobre todo un hombre de traje oscuro. Delante se quedó María, sola. Él se puso en el tercero, con Pere. El ataúd no podía ser más sencillo. Madera de la más barata. Claro que a Mateo eso ya le daba igual.
Además desliza un error/mentira muy habitual al igualar monárquico con católico, contraponiéndolo a republicano y agnóstico o ateo, como se ve en el párrafo
Quitando estos fantasmas del autor, que no por repetidos calan en los lectores que tengan dos dedos de crisma, hay que reconocer que la trama de la historia está bien, la intriga permanece a medida que avanza la novela.
Cuarta novela con Miquel Mascarell como protagonista.
El autor vuelve a llenar el libro del maniqueísmo de cierta izquierda por el que los del Frente Popular fueron unas benditas, justas, trabajadoras y honradas personas y lo del otro lado de la trinchera fueron lo peor de lo peor.
(...)
Bajaron una escalera y llegaron a una pequeña, pequeñísima capilla. Las escasas personas se repartieron por la media docena de bancos. Se miraron entre sí, sobre todo un hombre de traje oscuro. Delante se quedó María, sola. Él se puso en el tercero, con Pere. El ataúd no podía ser más sencillo. Madera de la más barata. Claro que a Mateo eso ya le daba igual.
Lo que no le hubiera dado igual fue lo que siguió.
Una ceremonia católica para un republicano irredento.
Miquel miró la caja como si esperase un temblor o un grito procedente de su interior.
(...)
Además desliza un error/mentira muy habitual al igualar monárquico con católico, contraponiéndolo a republicano y agnóstico o ateo, como se ve en el párrafo
Quitando estos fantasmas del autor, que no por repetidos calan en los lectores que tengan dos dedos de crisma, hay que reconocer que la trama de la historia está bien, la intriga permanece a medida que avanza la novela.
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