El Palau de les Arts de Valencia

Hace casi un mes, el día 24 de junio, fui al Palau de les Arts a ver una representación de "La Valquiria", ópera de Richard Wagner.

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La representación se realizaba en la sala principal del complejo y nosotros lo que teníamos eran invitaciones para ver la proyección en una pantalla de lo que acontecía unos cuantos metros más abajo.

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De la ópera musicalmente hablando no voy a hablar, lo siento pero prefiero las óperas italianas. Zamparse a bote pronto cinco horas de alemán es muy fuerte para mí.

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Ahora estamos en una época en que se le da más importancia al montaje, a la escenografía que a lo realmente importante y que es lo que ha trascendido durante estos cientos de años, la música y el texto.

Es el tiempo de los Calixtos Bietios, Furas dels baus, etc, que ponen, deben poner su toque personal y que se note, ante todo que se note, para que luego se refleje en las crónicas-críticas que, a veces se pierden en lo superfluo.

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Durante años hemos ido al Auditori de Torrent a la ópera y allí se veía poca escenografía, poco dinero y mucha imaginación. Pero lo que nos importaba eran las voces y la música.

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Volviendo a la ópera de aquí, en concreto al edificio.

Hacía más de siete años que no estaba en aquel sitio, el auditorio exterior, así se llamaba entonces, estaba en obras y no se había decidido del todo que se fuera a cerrar.

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Y aunque no soy devoto de la arquitectura de Calatrava, ni me parece racional ni que dialogue con el entorno, debo decir que los espacios exteriores del auditorio superior me gustaron.

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Ha conseguido unos espacios de calidad.

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Hacía unos días que Luis María Anson, de la Real Academia, había escrito su Primera palabra en EL CULTURAL sobre Calatrava: "Calatrava, música petrificada".

Dice de él:

"... Ha galopado de forma audaz sobre las nuevas técnicas y ha incorporado decididamente la escultura a la arquitectura. Esa es su singularidad y su éxito. La ópera de Valencia es una escultura pensada como edificio. Es la “música congelada” de la que hablaba Schopenhauer, la “música petrificada” del pensamiento profundo de Goethe."

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Tiene razón el académico, las obras de Calatrava son esculturas, artista fallero le llamábamos en aquel entonces en la obra. Pero edificios no, eso no.

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Continúa Anson: "... El arquitecto español es muy joven y vivirá la época en que Nueva York será decapitado por Shanghai, que es hacia donde camina la vanguardia última. Todos los caminos conducen a China, tal vez porque, como escribió Malraux en La oda del silencio, el artista no es el espejo del mundo que le rodea sino su rival."

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Aquí espero que se equivoque. Una cosa es tener dinero y otra tener ingenio y ser emprendedor. Mientras China siga siendo una dictadura y haya totalitarismo y dirigismo a nivel cultural podrán llegar a hacer edificio altos, muy altos, los más altos, pero sin alma como vemos en las fotos de las actuales ciudades chinas. Y además, no se puede construir de la nada, Nueva York y otras grandes ciudades tiene un poso de arquitectura que se nota.

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Todo esto, por si alguien no se ha dado cuenta, era para poder poner las fotos de las terrazas laterales del auditorio. Me gustaron.

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