Esto ya se acaba

Hoy ya es 23 de agosto, llevamos casi dos meses de verano y queda otro que mucha gente no lo cuenta porque ya ha vuelto al curro, aquellos que lo mantengan.

Además empieza la liga de fútbol, uno de los componentes del pan y circo romano, el otro, el pan, está cada día más complicado.

También vuelven al trabajo los políticos, aunque, viendo a algunos y algunas, pensemos que es imposible, volver donde no se ha estado nunca.

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Bien. El caso es que se acaban los paseos por la playa, las sentadas en las terracitas de los paseos marítimos, en los chiringuitos o donde sea.

Se acaban los helados. Que no es que se terminen, se acaba con la costumbre de comerlos. Los fabricantes, poco a poco, están consiguiendo que el consumo sea menos estacional pero seguimos asociando helado con verano.

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A continuación pongo un extracto de una entrevista que hicieron el año pasado a un experto en helados.

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Joan Viñallonga ingresó en el departamento de control de calidad de Frigo en 1978. Desde entonces, 30 años dedicados a los helados avalan una trayectoria que le llevó por muchas áreas de trabajo de la empresa (I + D, Marketing), hasta que ésta se integró en Unilever.

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-¿Conoce su origen? Dicen que fueron los chinos que mezclaron miel y frutas con nieve.
- La pasión por el hielo en boca ha existido siempre, pero hasta que no llegaron las máquinas refrigeradoras no se pudo hacer masivo. También en España se trasladaba hielo de la montaña a la ciudad para curar enfermedades, así como refrigerar bebidas y hacer heladitos para los pudientes.
- Los helados siempre llevan leche, ¿verdad?
- Sí, al menos en un 60%. No así los sorbetes, que son básicamente trozos de fruta helada.
- Por tanto, más sanos.
- Tienen menos grasa, proteínas y azúcares. Ambos poseen propiedades hidratantes y refrigerantes.

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- ¿Cómo se cata un helado?
- Primero se debe mirar que sea homogéneo y tenga color y olor agradable. Ha de ser suave y cremoso y tardar en derretirse. Se debe tomar con una cuchara de metal al revés, para que no entorpezca nuestra apreciación, y después de cinco minutos de sacarse del congelador.
- ¿Y cuál es el mejor que probó jamás?
- Muchos, pero me encanta tomar en la calle un Magnum Frac.
- Usted es creador de bocados de felicidad como el mismo Magnum Frac, Calippo, Frigopie o la Tarta Comtessa. ¿De cuál está más orgulloso?
- Me gusta mucho el Magnum Frac y me sorprenden productos como Drácula, que sobrevive desde el año 67 y tiene un club de fans en internet. Pero el que más me apasiona es Calippo, porque se ha sabido adaptar a todas las juventudes.
- ¿Cómo fue su creación?

- Te lo explicaré desde mi óptica de técnico, que no es la más glamurosa. En los años 80 las bebidas en lata tenían un auge muy importante y necesitábamos hacer algo que compitiera con ello. Entonces buscamos un buen sabor e ideamos un cono de plástico como envase. Fue un alto riesgo no ponerle palito, porque en la época todos los productos que se consumían en la calle lo llevaban.

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- Y el Frigopié, ¿cómo se le ocurrió?
- Fue más fácil. La tecnología nos permitía hacer formas con los helados. Todas eran muy insulsas hasta que sacamos Frigodedo que, pese a que fue mal visto por algunos, cambió la historia de los helados en España. Si nos habíamos comido un dedo, ¿por qué no un pie?
- Una idea sencilla, pero revolucionaria. Usted dice que las que triunfan son las de «encantadora simplicidad».
- Lo tengo clarísimo y te lo digo como autor de muchos helados con éxito, pero también de un cementerio de ellos. La gente suele apreciar menos lo complejo.
- ¿Cómo está actualmente el mercado de los helados? Creo que mueve más de 800 millones de euros al año.
- Sí, funciona razonablemente bien, con un crecimiento pequeño y sostenido, gracias también a que el producto no sólo se consume en verano.
- ¿Y cómo se logra esto último?
- La comunicación y el montaje logístico tienen mucho peso, pero también lanzar helados como los de Ben & Jerrys, que los tomas en casa.
- Ahora también los hay bajos en calorías, incluso de leche de soja.
- Nosotros hemos lanzado productos light y han tenido una respuesta limitada. Creo que, como no es un producto de consumo diario, hay que integrarlo en tu dieta sin pensarlo más.
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