domingo, 30 de diciembre de 2012

La Valencia olvidada del rey lobo


Empiezo a leer La loba de al-Ándalus y en la página 23 me encuentro la palabra majuelo , que hacía años, o décadas, que no la oía.

Esto promete.

Su autor, Sebastián Roa, impartió hace unas semanas una conferencia sobre la Valencia en la que se desarrolla su novela. Y digo impartió porque fue una señora conferencia, que más de un catedrático quisiera saber para él.

La conferencia fue en Ámbito cultural de El Corte Inglés.

Aprendimos cómo era la Valencia del siglo XII gobernada por los almorávides, por el rey Lobo que da título a la conferencia y protagoniza el libro, cómo se habían relajado las férreas directrices religiosas y cómo se temía a los almohades, estrictos cumplidores de los preceptos.

Sebastián nos contó la estrecha relación que había entre el rey Lobo y su semejante de Castilla, no así con el de Aragón, que le iba comiendo terreno por el norte.

Supimos cómo era Valencia, sus murallas y sus puertas, sus edificios emblemáticos, con quién comerciaba, cuál era la moda -el rey Lobo y su favorita vestían a la manera cristiana-  la civil y la militar.

El que puso atención pudo aprender mucho, y si lee el libro, yo estoy en ello, espero que más.


Luego se pasó al turno de preguntas y ahí el público no estuvimos al nivel del conferenciante.
Hubo una repetición entre varios asistentes dando vueltas al tema de las murallas, no sólo repitiendo lo dicho por Sebastián sino repitiéndose entre ellos.
Quien se fuera de la conferencia sin saber que hay un lienzo de la muralla musulmana de varias plantas de altura que se puede contemplar desde las instalaciones de la Universidad de la Florida en el barrio del Carmen es que se durmió.

En la última intervención se citó a Juan Miguel Aguilera acerca de que una novela histórica debe contener las tres eSes: sangre, sudor y semen.
La pregunta fue cuánto había de cada ingrediente en esta novela.

Fue la pregunta más interesante, de verdad, no porque la hiciese yo.

Sebastián me corrigió diciendo que la cita correspondía a Gabriel Castelló -aunque yo se lo escuché decir a Juan Miguel- y dijo que las proporciones eran equilibradas, aunque no nos contó la famosa escena de la mistela, que ya tengo ganas de encontrármela en el libro.


Aquí vemos a Sebastián con Concha, la responsable del Círculo de Lectura y más cosas de Ámbito cultural de El Corte Inglés.

NOTA: No hago una extensa crónica de la conferencia porque preferí atender al conferenciante y a las imágenes que tomar notas.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Pues hay que leerla sí o sí.

Y eso de no hacer una crónica extensa te lo perdonamos, seamos buenos que vienen Los Reyes, :-p

caraguevo dijo...

Dama Caelias: En elo estoy, en leerla.

Ya contaré... el año que viene

Un saludo

MGae dijo...

Es un clásico en las conferencias el "preguntante" que, en lugar de preguntar, aprovecha la intervención para soltar su propia disertación... Parece que en este caso la confluencia de pesados superó la media... Ja, ja. Menos mal que el resto mereció la pena...
Saludos y ¡feliz nuevo año!

caraguevo dijo...

MGae: Luego me enteré que había algún catedrático de historia entre los "preguntantes". Si explicaba las clases como se explicó en su parrafada: ¡pobres alumnos!
La conferencia mereció muuuucho la pena.
Un saludo