sábado, 5 de noviembre de 2011

Libro: Luces del infierno

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Luces del infierno
The Lamplighter
Anthony O'Neill
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Traducción de Camila Batlles
Diseño de colección: Damià Mathews
Edita Roca Editorial
1ª edición: julio de 2004
405 páginas
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En la ciudad de Edimburgo, en el siglo XIX, se producen cuatro asesinatos. Un religioso, un coronel, un empresario de pasado turbio y un farero retirado son asesinados de manera brutal y desmembrados cruelmente.
Evelyn Todd, una chica de veinte años, asegura haber soñado con cada una de las muertes aunque niega tener nada que ver con ellas.Dos investigadores se ven envueltos en los casos: Carus Groves de la policía de la ciudad de Edimburgo, que persigue la pista que pueda vincular a Evelyn con los asesinatos; y Thomas McKnight, profesor de Lógica y Metafísica, que insiste en investigar el pasado de la chica y averiguar cuestiones más amplias como por qué Evelyn es capaz de ver los crímenes con todo detalle y si ella "represente el mal inherente a todos nosotros. Un instinto primitivo, un componente fundamental de la evolución".
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Libro raro, original, en el que hay realidad y sueños, y luego una zona intermedia que a veces no terminamos de tener claro donde pisamos.
Cuando lo leía no dejaba de pensar por qué nos gustan tanto las novelas de misterio que se desarrollan en el siglo XIX. ¿Será porque  hemos crecido, en cuanto a lecturas, con Sherlock Holmes?
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Hasta aquí lo que ya tenía escrito, a falta de dar mi opinión sobre el libro para publicarse el miércoles de la semana que viene, pero he decidido adelantarlo por un comentario de S. Cid en la anotación del último, y fallido, libro de Susana Fortes:
"...Para thriller, como el mío de ahí arriba, me voy al siglo XIX. Es el único momento en que concibo terror a lo Spanish".
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¿Hay que irse al siglo XIX como menciona nuestra fiel lectora para poder situar intriga en España?
Jerónimo Tristante con su detective Víctor Ríos lo entendió así.
Sin embargo Domingo Villar sitúa a su detective Leo Caldas en la época actual. 
¿Intriga es lo mismo que novela negra?
Lo dejo aquí por si alguien quiere comentar algo.
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6 comentarios:

S. Cid dijo...

Volveré..., pero primero tengo que meditar.

caraguevo dijo...

Pues medite, medite, aquí hay deberes para todos.

S. Cid dijo...

No he tenido tiempo de meditar, así que vengo sin hacer los deberes. Pero lo cierto es que creo que el otro día, en mi comentario, te lanzaba la pregunta a ti que me la has devuelto, como en el tenis.

No sé por qué. No encuentro razón alguna, pero de veras creo que el siglo XIX es el único momento en que veo posible el terror en la literatura española. Quizá sea porque el movimiento Romántico tuvo algo que ver, con sus ruinas, sus paisajes desolados, sus cementerios..., pero, en cualquier caso, es el único periodo en el que me encuentro a gusto cuando quiero escribir sobre, por ejemplo, hechos sobrenaturales y fantasmales.

caraguevo dijo...

Cuando en la segunda frase he leído un cierto y he visto la longitud de tu comentario me he dicho "llegamos a los siete ciertos".
Ja, ja,ja.
;-p

En literatura entiendo thriller como relato, novela policiaca, de intriga.
En el cine he visto referencias tanto a películas de intriga como de terror aunque esto último pocas veces. ¿Tendrá algo que ver el vídeo de Michael jackson?

Los cementerios tal y como los conocemos hoy en día, fuera de las iglesias, alejados de las ciudades (de entonces) son de principios del siglo XIX por lo que es un punto a favor de tu tesis.

Una pregunta, ¿principios o finales del siglo XIX? lo digo porque ¿existe ya el ferrocarril en tu España terrorífica?

Y ahora que escribo lo de España terrorífica, ¿ésa no es la de ahora?
Un saludo

S. Cid dijo...

Ciertamente... había una cierta posibilidad, sí, cierto. ;-)

Respecto a tu pregunta sobre el momento exacto de mi España terrorífica, no puedo contestarte. Ésta es una de las historias que estoy escribiendo porque se me ocurrió una leve, muy leve idea, acompañada de una imagen, la empecé de una manera, volví sobre mis pasos y dejé ese inicio para mitad de la historia porque se me ocurrió otro con un nuevo personaje que no existía en principio y que..., hablando en plata, no tengo muy claro hacia dónde me lleva.

Hoy, mientras escribía, tuve un fogonazo, una idea, y ahora creo que ya sé por dónde quiero ir (más o menos, porque todavía no he dado consistencia tramística -toma palabro, puedes añadirlo a tu anotación al asunto), pero antes de que la cosa tome forma, tengo que investigar algunas cosillas..., de manera que, dependiendo de dónde se encuentre situado temporalmente aquello que necesito para la trama de mi historia, ésta correrá aquí y allá por unas fechas u otras.

¿A que te ha quedado todo muy claro? No te preocupes, si algún día el asunto ve la luz -esto es, la historia alcanza un fin-, tú serás uno de los primeros en catarla. De hecho, anduve este fin de semana sopesando la posibilidad de enviarte los primeros párrafos por ver si te parecía un texto demasiado..., ¿cómo decirlo?, rebuscado. Me gusta escribir así como ejercicio literario y juego sintáctico -un pasatiempo, vamos-, pero no creo que sea una forma... moderna de escribir. Claro que si mi historia tiene lugar en el siglo XIX...

caraguevo dijo...

¡Madre mía!
Este blog no lo va a conocer ni la madre que lo parió.
Desaparecen bellas y aparecen palabros como tramística , que me da miedo buscar su significado en el diccionario.

Pues escriba usted el relato, que en esto de historias para leer la noto un tanto apática últimamente. Recuerde que tiene el 20-N, tooooodo el día para escribir.
Aunque me da en la nariz que al final no será tanto.