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El jueves pasado fui a la Feria del Libro de Madrid.
Me gusta no coincidir con chandals, carritos ni El País bajo el bajo.
¡Y vaya si lo conseguí!
La gente de servicios auxiliares del grupo PROSEGUR estaba más aburrida que Leire Pajín atendiendo las explicaciones de la voz del ascensor al llegar a cada planta, o a la máquina de tabaco. Y encima no las entiende.
Los que podían haberse quedado en su casa son los de esta caseta. Desde hace años se acordó un nombre como denominación oficial de la comunidad y éstos "erre que erre", siguen a lo suyo que, evidentemente, no es la cultura.
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Otro año será.
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2 comentarios:
¡Qué buena idea! Jamás se me habría ocurrido... ¡¡¡Visitar la feria del libro cuando las casetas están aún cerradas!!!
No compraste nada, claro...
¡No pude, no pude!
Fui a esa hora porque así tenía la seguridad de no encontrarme con La Innombrable, seguro que luego me lo echarías en cara. ¿O sería yo a ti?
Aproveché para leer un ratito un libro que se llama "Bueno, me largo" y eso hice yo.
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