domingo, 5 de agosto de 2012

Crítica de La muerte llega a Pemberley


Phyllis Dorothy James (Oxford, Gran Bretaña, 1920) pasó su adolescencia leyendo a Jane Austen y buena parte de su edad adulta preguntándose qué tal le sentaría un misterio a la encantadora, aunque no lo suficientemente bonita -o eso opinó de ella el señorito Darcy, su futuro marido, la primera vez que la sacó a bailar-, Elizabeth Bennet, protagonista de Orgullo y prejuicio, la novela más recordada de la mujer que, quizá porque jamás se casó, convirtió el matrimonio en su obsesión literaria. Y por fin se ha atrevido James a comprobarlo, haciendo las maletas y mudándose, a sus 91 años, a Pemberley, la majestuosa hacienda que Fitzwilliam Darcy posee en la campiña inglesa. 

Para ello, ha tenido que retroceder en el tiempo, nada menos que hasta el lejano 1803, es decir, seis años después de que Elizabeth y el señor Darcy se casaran, y colocar un cadáver en el bosque. El cadáver en cuestión es...


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La semana pasada Laura Fernández publicó en EL CULTURAL esta crítica sobre el último libro de P.D. James.
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