lunes, 4 de marzo de 2013

¿El genio nace o se hace?



El experimento Polgar

▣ HERNAN CASCIARI, VIERNES 1 DE MARZO, 2013

Laszlo y Klara se conocieron y se casaron en los sesenta, en Budapest. Los dos eran pedagogos y tenían ideas raras. Él gordo y barbudo, ella morocha y robusta, se prometieron en la luna de miel que, cuando tuvieran un hijo, experimentarían con él. Tenían una teoría: pensaban que cualquier chico —con el adiestramiento adecuado— podía ser un genio en cualquier disciplina. No tuvieron un hijo, sino tres hijas. Y nunca las mandaron al colegio. Desde que nacieron, las tres criaturas aprendieron a jugar al ajedrez de día, de tarde y de noche.
Peón cuatro Rey
Laszlo Polgar eligió enseñar ajedrez a sus hijitas como podría haber elegido física cuántica, literatura detectivesca o ingeniería molecular. Le daba lo mismo. Lo que él quería demostrar era otra cuestión: que el genio no nace, que se hace. Que cualquier semilla plantada en el cerebro infante, con método y sacrificio, deviene en flor poderosa.
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Interesante artículo de la revista ORSAI

2 comentarios:

S. Cid dijo...

Realmente interesante, sí. Me ha gustado bastante y, además, al leer la anotación me he preguntado si en este tipo de éxito tiene algo que ver la teoría de las 10.000 horas.

Cuando supe de ella, le pedí a mi sobrino que buscara el libro para hacerme un préstamos y lo tengo en capilla desde hace un par de semanas. Ya te contaré al respecto.

Por cierto que, según la entrada de la Editorial C&M, en el caso de un escritor, dentro de esas 10.000 horas se contabilizan las que se pasan leyendo. Lo digo por el tipo ese de tus tertulias (cuyo nombre no recuerdo) que dice que no hay que leer para aprender a escribir.

Saludos.

caraguevo dijo...

S. Cid: El escritor al que te refieres se llama Jason Webster.

Deja el libro en capilla que primero va otro, el que ya sabes tú.

10.000 horas, muchas son si sólo se cuenta lo que se dedica a la escritura de un libro. Muchas.

Un saludo