Después de la metedura de pata hace un tiempo con la capa de nueve metros -hecho que no gustó nada en el Vaticano que hacía años había desaconsejado su uso- llega hoy a Valencia el flamante nuevo arzobispo, el cabezón (de Utiel) cardenal Cañizares.
Para intentar deshacer el entuerto o ser políticamente correcto, o ganar imagen, vaya usted a saber, va a "plantar" a ocho viejos pobres en la primera fila de bancos en la capilla del Santo Cáliz.
Sigues leyendo la noticia y te enteras que a esa primera misa acudirán cinco cardenales, cuarenta obispos y tropocientos sacerdotes.
Lo de los sacerdotes lo entiendo, algún obispo cercano también, pero lo de los cardenales, alguno viniendo del extranjero, con el gasto que lleva todo eso, seguro que no vienen solos, no es comprensible, para mí al menos, cuando los tiros van por otro lado.
Como diría Pepiño: "No pillan el conceto".
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